Un grupo de científicos de la Universidad de Aberdeen (Escocia) ha descubierto en el Océano Atlántico más de diez posibles nuevas especies marinas, algunas de ellas tremendamente extrañas, que, según ellos, han revolucionado su pensamiento acerca de la vida en los fondos abisales. A juicio de los investigadores, los animales, capturados durante seis semanas a bordo del barco RRS James Coo, pueden estar cerca del eslabón perdido evolutivo entre los animales vertebrados y los invertebrados.
La investigación se centró en dos áreas: una por debajo de las aguas frías del norte de la Corriente del Golfo y la aguas más cálidas del sur. «Nos sorprendió mucho la diferentes que pueden ser los animales a ambos lados de la cresta (de la cordillera submarina) a sólo decenas de kilómetros de distancia», explica el profesor Monty Priede, director del Oceanlab de la Universidad de Aberdeen.
El eslabón perdido
En el noreste los erizos de mar dominaban las llanuras, y los acantilados estaban llenos de esponjas, corales y otras formas de vida. En el noroeste, las llanuras eran el hogar de los gusanos enteropneust. Sólo unos pocos especímenes habían sido observados anteriormente en el Pacífico. «Estos gusanos son miembros de un pequeño grupo de animales cercano al eslabón perdido en la evolución entre vertebrados e invertebrados», asegura Priede. «No tienen ojos, no tiene órganos obvios para los sentidos ni cerebro, pero hay una cabeza y una cola». Uno de ellos fue descubierto mostrando una rudimentaria forma de nadar.
Al final de la expedición, tres especies diferentes de este gusano fueron descubiertas, cada una de un color rosa, púrpura o blanco, con diferentes formas. Los animales serán estudiados por especialistas.