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Buceo Donostiwww.buceodonosti.com

Enfermedad descompresiva, microburbujas y buceo

Entre los años 1995 y 1999 la Red de Atención de Submarinistas -Divers Alert Network (DAN)- ha realizado un seguimiento en todo el mundo más de 16.000 inmersiones recreativas y sin restricciones. 

La DAN Europa observó que los accidentes de submarinismo recreativo relacionados con la enfermedad descompresiva (DCI) son muy escasos, siendo la tasa de accidentes de enfermedad descompresiva de aproximadamente el 0,06%, lo que significa un accidente por cada 17.300 inmersiones.

Sin embargo, de estos accidentes de enfermedad descompresiva, más del 50% sucedieron sin haberse detectado ningún error y muchos de ellos sucedieron mientras se buceaba dentro de los límites de no descompresión.



Para comprender mejor las causas de los accidentes de enfermedad descompresiva, entre los años 1995 y 1999, DAN Europa recogió y analizó datos de 2.105 inmersiones recreativas totalmente vigiladas. Se trataba de inmersiones realizadas por submarinistas recreativos que se ofrecieron voluntarios para participar en un estudio diseñado para proporcionar a la DAN una comprensión detallada de las inmersiones. El estudio comprendía una muestra amplia y variada de inmersiones reales en mar abierto. Aparte de la formación en buceo en mar abierto, los sujetos estudiados no tuvieron que pasar por ningún tipo de formación especial y pueden describirse como el submarinista "medio" en la forma física "media."

Recogida de datos

La primera etapa en la recogida de datos empezó con la colocación a submarinistas de ordenadores de buceo Uwatec modificados especialmente. Para reducir al máximo cualquier influencia en el comportamiento del submarinista, dichos ordenadores tenían las pantallas en blanco y se apagaron todas las alarmas y demás señales auditivas. Al finalizar la inmersión, los datos del ordenador de buceo (que incluían información como profundidades máximas, temperatura del agua, duración de la inmersión) se registraron y fueron interpretados por los instructores de buceo. Dichos instructores habían recibido una formación adicional para saber cómo registrar e interpretar los resultados.

Las inmersiones se realizaron en diferentes lugares, tuvieron duraciones diferentes y cubrieron una amplia gama de profundidades desde los 5 metros (16 ft) a los 65 metros (214 ft).

Gama de profundidades Porcentaje de inmersiones
< 10 metros
5%
10 a 20 metros
23%
20 a 40 metros
56%
40 a 50 metros
13%
> 50 metros
2%



Tabla (1) Las inmersiones controladas se realizaron en una amplia variedad de profundidades

Además del registro físico de la información de la inmersión, al finalizar cada inmersión, los investigadores usaron detectores Doppler para controlar y seguir la incidencia de formación de microburbujas en cada submarinista que participaba en la prueba. Los registros Doppler fueron evaluados por evaluadores competentes e independientes, que escucharon las cintas grabadas sin interrupciones en condiciones de laboratorio. Asimismo, desconocían cualquier información sobre el perfil de la inmersión.

Una muestra sustancial de 1.058 submarinistas fueron controlados con Doppler en los 30 últimos minutos finales de la inmersión. Más de la mitas de ellos (521) fueron controlados cada 15 minutos durante los siguientes 75 a 90 minutos tras finalizar la inmersión.

Mediante una adaptación del Protocolo Spencer, las burbujas Doppler se clasifican en dos niveles; el nivel de burbujas bajo (LBG) corresponde a señales de burbujas ocasionales en el minuto registrado, mientras que el nivel de burbujas alto (HGB) corresponde a señales de burbujas de frecuentes a continuas.

Aviso para submarinistas que realicen inmersiones de repetición


Leyenda del gráfico: las burbujas detectables con Doppler se observaron en un 37% de todas las inmersiones controladas, mientras que un 67% de las inmersiones de repetición presentaron burbujas.

Leyenda del gráfico: Había una incidencia mayor de microburbujas de nivel de burbujas alto en las inmersiones de repetición en comparación con la totalidad de las inmersiones.

Se observaron burbujas detectables por Doppler en un 37,4% de la totalidad de las inmersiones controladas, mientras que un 62,6% de las inmersiones estuvieron libres de burbujas. De las inmersiones en las que se produjeron microburbujas, el 68% de ellas se encuadraban dentro del nivel de burbujas bajo, mientras que el 32% correspondían al nivel de burbujas alto.

Sin embargo, en el caso de las inmersiones de repetición, se observó lo contrario. El 67% de todas las inmersiones de repetición presentaron microburbujas de nivel de burbujas alto. Este resultado es coherente con los informes de accidentes de buceo de DAN de los últimos 15 años, que muestran una frecuencia relativamente más alta de enfermedad descompresiva en las inmersiones de repetición o en las múltiples.

Todo lo que implica este resultado es muy significativo. Los submarinistas que se van de vacaciones para bucear suelen realizar una gran cantidad de inmersiones de repetición, llegando a sumergirse hasta 3 veces al día en algunos casos.

Tanto si se trata del Mar Rojo, del Caribe o de la Gran Barrera de Coral, estos submarinistas son muy vulnerables a la formación de microburbujas y corren un riesgo significativamente superior de enfermedad descompresiva debido a la formación de microburbujas.

De igual forma, los submarinistas profesionales como los instructores de buceo también corren este riesgo debido a su necesidad de realizar inmersiones de repetición en periodos de tiempo relativamente cortos.

Reducción de la formación de microburbujas con paradas de descompresión en aguas profundas.

(Referencia: A Marroni, "Project Safe Dive, Dan Europe News", N. 4 - 2001; DAN Europe)

Se ha probado que las microburbujas, también conocidas como burbujas silenciosas, se forman en los submarinistas que efectúan inmersiones sucesivas. Incluso pueden formarse cuando los submarinistas realizan una inmersión dentro de los límites estándar de no descompresión.

En el proyecto "Safe Dive" (Inmersión segura), DAN Europe descubrió que en un 67% de las inmersiones sucesivas se producía un nivel de microburbujas alto, un resultado que coincide con los informes de accidentes en inmersiones realizados por DAN en los últimos 15 años. Dichos informes muestran una frecuencia relativamente superior de aparición de la enfermedad descompresiva en las inmersiones sucesivas o múltiples.

La prueba llegó cuando Dan Europe realizó un "control doppler" a submarinistas en una muestra sustancial de 1.058 inmersiones antes de que pasaran 30 minutos tras la conclusión de la inmersión. Los submarinistas participantes eran submarinistas medios de mar abierto, que realizaban inmersiones típicas en mar abierto con una gama muy amplia de profundidades y permanencia en fondo.

A diferencia de las burbujas convencionales que pueden causar la enfermedad descompresiva, las microburbujas tienden a ser asintomáticas. Es decir, normalmente no aparecen síntomas visibles en el submarinista. La única manera de medir estas burbujas es con la ayuda de un dispositivo de detección doppler. Se trata de un dispositivo de mano que genera una señal ultrasónica. Cuando la señal rebota en una microburbuja en el cuerpo del submarinista, el detector "escucha" un sonido como un chirrido distintivo. El detector está vinculado a un dispositivo de grabado y, a continuación, se analizan los registros. Cuantos más "chirridos" se oyen en una grabación, mayor es la incidencia de microburbujas en el sujeto de prueba.

Sin embargo, mientras que los submarinistas con altas concentraciones de microburbujas pueden no mostrar síntomas visibles, es posible que las microburbujas sean una condición previa a la formación de burbujas mayores que pueden llevar a la enfermedad descompresiva.

Asimismo, los submarinistas expuestos a largo plazo a la formación de microburbujas, pueden sufrir daños en el tejido blando. Algunos ejemplos de tejido blando son el cerebro, los tejidos espinales y la retina (para más información, véase "Eye Tests Reveal Dangers of Diving" de Lesley Newson, New Scientist, 21 de enero de 1989 p33; "Diving Disease Linked to Brain Damage" de Lesley Newson, New Scientist, 8 de octubre de 1987 p26)

El grupo de riesgo incluye a submarinistas profesionales como los instructores o los Dive Masters que realizan un gran número de inmersiones sucesivas. Incluso los submarinistas aficionados que realizan múltiples inmersiones sucesivas a lo largo de unas vacaciones de buceo corren el riesgo de formación de microburbujas.


La solución.

ISe planteó la hipótesis de que la aparición de microburbujas al término de una inmersión podría reducirse al máximo mediante un programa de descompresión más estricto, tipificado por la introducción de paradas de seguridad adicionales durante el ascenso. El objetivo era que, cuando el submarinista alcanzara la superficie, el dispositivo de detección doppler detectara una ausencia de burbujas.

Para descubrir qué podía hacerse para eliminar la formación de microburbujas, DAN sometió a 9 submarinistas voluntarios a un número de inmersiones de prueba de cámara de descompresión siguiendo tres perfiles de inmersión cuadrados relativamente "comunes" ("Inmersiones A"):

  • 1ª serie: Una única inmersión a 20 metros con una permanencia en fondo de 60 minutos (incluyendo un descenso de 1 minuto, 40 segundos). La inmersión incluía una parada de seguridad de 15 minutos a 3 metros.

  • 2ª serie: Una única inmersión a 40 metros con una permanencia en fondo de 10 minutos (incluyendo un descenso de 3 minutos, 1 segundo).

  • 3ª serie: Una serie de tres inmersiones sucesivas a 30 metros con una permanencia en fondo de 16 minutos (incluyendo un descenso de 2 minutos, 40 segundos, y con un intervalo de estancia en superficie de 75 minutos).

Las inmersiones se realizaron un sábado y se controló la formación de microburbujas al término de todas las inmersiones este primer día. Un submarinista presentó una leve manifestación cutánea de enfermedad descompresiva que se trató con éxito de inmediato.

Se realizaron las mediciones Doppler y se efectuó una gradación de los Signos de burbujas Doppler de acuerdo con una variante del método Spencer, que presentaba las siguientes escalas de microburbujas:

  • LBG = Nivel de burbujas bajo: signos de burbujas ocasionales de Grado de burbujas Doppler (DBG) inferiores a 2 en la escala Spencer

  • HBG = Nivel de burbujas alto: signos de burbujas de frecuentes a continuos de DBG superiores a 2 en la escala Spencer

  • HBG+ = Grado de burbujas Doppler muy alto ocasionalmente cuando los signos de burbujas alcanzaron el grado 4 de la escala Spencer.

Justo una semana después, se repitieron exactamente los mismos perfiles ("Inmersiones B"), salvo que esta vez se realizaron con un programa de descompresión muy conservador, que dio lugar a un ascenso de 31 minutos, 25 segundos en la inmersión de 20 metros, y un ascenso de 18 minutos, 55 segundos para el resto de las inmersiones.


Las paradas se programaron a las siguientes profundidades con las siguientes duraciones:

Tabla del Sistema métrico decimal

Serie de inmersión
1

2

3
( sucesivas )

Profun- didad
metros
Tiempo
min:seg
Profun- didad
metros
Tiempo
min:seg
Profun- didad
metros
Tiempo
min:seg

min:sec
Profundidad máxima 20 60 40 10.00 30 16.00
1a parada 9 1.00 12 2.00 12 2.00
2a parada 6 9.00 9 3.00 9 3.00
3a parada 3 19.00 6 5.00 6 5.00
4a palier

3 6.00 3 6.00
Duración total de paradas
29.00
16.00
16.00
Tiempo de ascenso
2.25
2.55
2.55
Duración total del ascenso
31.25
18.55
18.55

Conclusión

La siguiente tabla resume los resultados de 184 registros doppler:

Por supuesto, en inmersiones en mar abierto, este programa de descompresión no es tan recomendable. Sin embargo, el objetivo de la investigación era demostrar la hipótesis de que podría reducirse e incluso eliminarse la formación de microburbujas mediante la realización de paradas de descompresión en aguas profundas.

En buena parte, los resultados de la investigación confirman dicha hipótesis, ya que en el 61% de las inmersiones observadas con paradas de descompresión profundas no se formaron burbujas. En comparación, en la primera semana la cifra fue sólo del 6,3%.

A fin de crear un programa de descompresión más práctico, en la actualidad se está realizando una investigación para ver si es posible conseguir resultados similares con un perfil de paradas de descompresión menos conservador.

Dicho perfil debería reducir al máximo la formación de microburbujas, para que sólo se formara un nivel de microburbujas bajo, y debería permitir un tiempo total de ascenso más rápido.

Sistemas de seguridad avanzados para la seguridad a largo plazo del buceador.


Se ha comprobado que incluso los buceadores que realizan inmersiones sucesivas dentro de los límites de no descompresión considerados como normales experimentan la formación de microburbujas. A su vez, los buceadores a quienes se les ha diagnosticado el FOP (Foramen Oval Permeable, un orificio entre las dos aurículas del corazón) se ven expuestos a la formación de microburbujas. Si bien es cierto que las microburbujas pueden constituir el primer paso para la formación de burbujas mayores que pueden provocar la enfermedad descompresiva, normalmente no presentan síntomas visibles para el buceador.

Y lo que es más importante, los buceadores que se exponen durante un largo periodo de tiempo a las microburbujas corren el riesgo de sufrir daños en los tejidos blandos del cuerpo. El cerebro, los tejidos medulares y la retina constituyen algunos ejemplos de tejidos blandos. Entre los buceadores que corren peligro se encuentran los instructores y los profesionales del buceo, puesto que suelen realizar muchas inmersiones sucesivas. Asimismo, los buceadores recreativos que efectúen un número elevado de inmersiones sucesivas durante un periodo vacacional también correrán el riesgo de experimentar la formación de microburbujas.

Dado que no presentan síntomas visibles, el único modo de medir las microburbujas consiste en utilizar el aparato de detección Doppler. Se trata de un instrumento de mano que genera una señal ultrasónica. Cuando esta señal registra una microburbuja en el cuerpo de un buceador, el detector "oye" un sonido agudo inequívoco. El detector está conectado a un aparato de grabación cuyos registros se analizan posteriormente. Cuantos más "sonidos agudos" se escuchen en una grabación, mayor será la presencia de microburbujas en el buceador.

La prueba de que los buceadores que practicaban inmersiones sucesivas se enmarcaban en un grupo de alto riesgo surgió cuando DAN Europa "Realizó un control con Dopplers" de varios buceadores, a partir de una muestra representativa de 1.058 inmersiones durante los 30 minutos posteriores a la finalización de cada inmersión. Los buceadores participantes en la prueba eran mayoritariamente buceadores de aguas abiertas, que llevaban a cabo inmersiones en aguas abiertas a distintas profundidades y tiempos de inmersión variables. DAN Europa descubrió que en el caso de inmersiones sucesivas, el 67% de los buceadores producía gran cantidad de microburbujas.


Lectura del gráfico: Se han observado burbujas que pueden detectarse con el Doppler en el 37% de los buceadores que han realizado inmersiones controladas, mientras que el porcentaje aumenta al 67% en el caso de inmersiones sucesivas.

Esta información coincide con los partes de accidentes de submarinismo de DAN de los últimos 15 años, que registran una frecuencia de la enfermedad descompresiva relativamente alta tras varias inmersiones sucesivas. Como ya hemos dicho antes, es posible que un buceador con un elevado nivel de microburbujas no presente síntomas manifiestos, pero la exposición permanente a la acumulación de microburbujas provocará efectos a largo plazo en el sistema nervioso central.

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