El seno es la inmersión más próxima a nuestro punto de embarque. Se encuentra en la bocana de Pasaia, en la entrada al puerto, protegida por Jaizkibel y Mendiola. Esta situación hace que la zona quede a resguardo de los vientos predominantes del NW, que son los que hacen que en nuestra zona la mar no reuna las condiciones idóneas para el buceo.
La bahía de Pasaia tiene una entrada complicada para los barcos debido a la existencia de dos grandes bajos, La Bantxa del Este y La Bantxa del Oeste, uno a cada lado de la entrada al puerto. Esto, ha provocado, que durante el transcurso de los siglos, numerosos barcos naufragaran en esta zona, dejándonos multitud de restos. Anclas de los siglos XVI al XVIII de distintos tamaños, cañones y restos de cerámica descansan en El Seno. Algunas de estas anclas y cañones fueron soltados por los propios barcos. En esta época, las embarcaciones navegaban “en lastre”, para mantener estables los barcos que iban sin carga, y una vez se cargaban, había que deshacerse de él.
El paisaje en el fondo es una prolongación del monte, donde nos encontraremos las mismas lajas con orientación oeste-este que se prolongan hasta alcanzar la arena a unos 25 m de profundidad al lado del canal de entrada.
Debido a que se trata de una zona muy amplia, se necesitan al menos dos inmersiones para verlo todo. El punto de fondeo estará localizado a unos 10-12 m. De profundidad, al lado del ancla inclinada, uno de los primeros restos de barcos que vamos a encontrar. Es un ancla de almirantazgo, apoyada de uña y el mástil de unos 3m de largo, con el arganeo ( el cabo que viene del barco se amarraba directamente al ancla haciendo firme en la argolla en las anclas de aquella época).
En las dos zonas a visitar la inmersión empieza de las misma manera: descenderemos por el cabo hasta el fondeo. Tomaremos dirección Este siguiendo la laja y pasando al lado del ancla inclinada. Iremos ganando profundidad hasta llegar a la arena. En esta laja se esconde habitualmente un congrio casi al final de la laja.
EL SENO NORTE
Para realizar esta inmersión, una vez en la arena tomamos rumbo Norte. Siguiendo por el final del acantilado, donde se junta con el canal de arena, nos encontraremos con un cañón de hierro de 2,5 m. cerca de la pared que cierra el seno. Si rodeamos esta pared para continuar por su cara Norte en dirección Oeste, podremos encontrar un gran ancla antigua de 4,10 m. de mástil, el ancla más grande de toda la zona. Volveremos desde este punto dirección Sur, sobrevolando la pared de cierre del seno. Si nos queda suficiente aire, tomaremos rumbo Oeste hacia los restos de la torreta que antes se encontraba sobre la laja para señalizar la entrada al puerto. Es lugar que frecuentan los torpedos o tembladeras. De todas formas, es más fácil visitar este punto desde otra de las inmersiones de la zona: la del cañonero Tajo.
De regreso al fondeo, dirección Sur, un par de lajas antes y a unos 10 m. de profundidad, nos encontraremos una zona interesante de visitar, formada por piedras grandes que sugieren un techo donde hemos llegado a encontrar langostas. Cerca de esta zona, también podemos encontrar un depósito hueco.
Si bajamos a la cota del fondeo y seguimos dirección sur, en breve nos encontraremos con nuestro ancla.
EL SENO SUR
Partiendo de la arena, tomaremos rumbo Sur, por el borde del canal de arena y el acantilado. Con un poco de suerte no es difícil encontrar lenguados y sepias. Por el camino nos encontraremos con dos cañones, uno muy cerca del otro, a unos 20-22 m de profundidad. Desde este punto, podemos empezar nuestro regreso subiendo de cota hasta unos 15 m. ascendiendo por una lengua de arena. Llegados a la cota elegida para regresar, tomaremos rumbo Norte hacia el fondeo atravesando las lajas. Una laja antes de llegar al fondeo, nos encontraremos con el ancla tumbada, un poco más pequeña que la primera ( de unos 1,5-2m.), y muy mimetizada.
En los agujeros o entre las rocas podremos encontrar congrios, bogavantes, centollos, pulpos, nudibranquios y planarias, hermosas gorgonias, tembladeras e incluso el pez San Pedro. Es muy fácil ver nécoras y galateas, y hemos llegado a encontrar santiaguiños y chipirones,…